Hace 25 años Colombia perdió a una de las voces más lúcidas y valientes de su historia: Jaime Garzón. Su asesinato dejó un vacío en la conciencia nacional, un silencio incómodo en un país donde la verdad incomoda y el poder incomoda aún más.
Hoy, el hashtag #AMiTambienMeDolióLaMuerteDeJaimeGarzón vuelve a arder en redes sociales. Esta vez, el debate se enciende en torno a un nuevo episodio de tensión política: versiones apuntan a que Miguel Uribe tendría pendiente un ajuste de cuentas con amigos cercanos a su padre, presuntamente vinculados a negocios con grupos paramilitares. Sin embargo, sus seguidores han intentado instalar otra narrativa: que lo ocurrido es responsabilidad de Petro.
La historia parece repetirse: medios tradicionales reforzando un relato que desvía la atención y un país dividido entre bandos que prefieren culpar al adversario antes que enfrentar las raíces profundas de la violencia y la corrupción.
La pregunta que queda flotando es inevitable: ¿Qué le espera a Colombia si seguimos atrapados en este ciclo? En tiempos de Garzón, al menos había un hombre capaz de mirar de frente al poder, denunciarlo con humor y humanidad, y recordarnos que el verdadero patriotismo es defender la vida y la verdad.
Y aquí viene el cuestionamiento incómodo:
¿De verdad los uribistas creen que Miguel Uribe estaría a la altura de un Jaime Garzón?
Los leemos. Compartan. La memoria es un acto de resistencia.
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Amante de Los Buenos Eventos, apasionado por la Verdad, Activista por los Derechos de los Animales. Instagram
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